A lo largo de nuestra existencia nacional se han
escuchado argumentos contradictorios sobre la misión de las ideas y de
los hombres tanto en la lucha por la libertad como en la consolidación
de nuestra nacionalidad. Algunos formulan advertencias contra la
idolatría hacia los dirigentes. Otros atribuyen nuestros fracasos a la
falta de hombres de la talla de Martí, Maceo y Máximo Gómez. Los
primeros proponen que los cubanos sigamos programas en vez de hombres.
Los segundos buscan un mesías que, de encontrarlo, podría conducirnos
por el mismo camino de oprobio, terror y muerte que hemos experimentado
varias veces en nuestra historia. Lo cierto es que ambos argumentos son
complementarios en vez de excluyentes. La solución no es la de seguir
programas o seguir hombres; sino de seguir programas formulados para el
bienestar nacional y aplicados por hombres y mujeres cuya conducta los
haga dignos de nuestra confianza y respeto. Conscientes, por lo tanto,
de las limitaciones de cualquier programa, y decididos a ganarnos la
confianza y el respeto de los cubanos con la rectitud de nuestra
conducta, ofrecemos para su consideración los puntos básicos por los que
hemos luchado y continuaremos luchando en el futuro los miembros del
Partido Nacionalista Democrático.
DEMOCRACIA POLITICA
El Partido Nacionalista Democrático propone un régimen de democracia
plena como la forma de gobierno mas eficaz y constructiva para Cuba. Con
un gobierno producto de elecciones periódicas, que garantice la
separación e independencia de los poderes legislativo, ejecutivo y
judicial según fueron consagrados en la Constitución de l940.
EL ESTADO Sostenemos que el estado es
creado por la sociedad para garantizar la libertad, fomentar la justicia,
preservar la paz interna y defender al cuerpo social frente a los
ataques externos. Luego, para nosotros, el futuro Estado Cubano no debe
ser un fín sino un medio. No debe ser señor sino siervo. No debe
servirse de los ciudadanos sino servirlos. No debe anularlos haciendo
por ellos lo que puedan y deban hacer por sí mismos; sino
complementarlos haciendo por ellos lo que no puedan hacer por sí mismos.
EL CIUDADANO Sustentamos que el ciudadano
es sujeto de derechos y deberes, objeto del ordenamiento jurídico y
razón de la existencia del estado. Que sus derechos, los cuales le han
sido dados por el Creador, no pueden ser violados ni menoscabados por el
estado. Y que sus obligaciones deben ser establecidas para garantizar la
convivencia armoniosa con los demás miembros de la sociedad.
LA LIBERTAD Consideramos
que la libertad es el primer derecho natural dado al hombre por su
Creador. Que es un bien que no puede ser suprimido a nombre de ningún
otro bien. Porque el hombre sin libertad queda reducido al nivel de las
bestias. Creemos, por otra parte, que el derecho a la libertad conlleva
el deber de usarla con moderación. Porque cuando un ciudadano abusa de
su libertad la misma se convierte en libertinaje y pone en peligro la la
libertad de todos.
LA IGUALDAD Proclamamos el derecho de todo
ciudadano a ser tratado como sus semejantes, independientemente de su
sexo, color, edad, religión, instrucción o capacidad económica.
Rechazamos como repugnante cualquier intento de clasificar a los cubanos
de acuerdo con esquemas tradicionales de clases sociales. No aceptamos
más que dos clases de cubanos: los que aman y los que odian.
Trabajaremos con los que aman y protegeremos a la sociedad de los que
odian; pero tanto los que aman como los que odian serán iguales ante la
ley en sus derechos y sus deberes. Con Martí decimos: “No se diga blanco
ni se diga negro, dígase hombre y ya se ha dicho todo”.
LA LIBERTAD DE CONCIENCIA Proclamamos el
derecho de cada ciudadano a profesar la religión de su preferencia o a
negarse a profesar religión alguna, según los dictados de su conciencia.
Estimamos asimismo que el estado está obligado a garantizar a cada
ciudadano la práctica libre y pacífica de la religión de su elección.
Reafirmamos por otra parte el principio consagrado en nuestro derecho
constitucional de la separación absoluta de la iglesia y el estado.
LA EDUCACION Entendemos
que la educación es un derecho fundamental de cada ciudadano cuyo
ejercicio debe ser garantizado por el estado. Para ello, el gobierno
debe crear, promover y supervisar un amplio sistema de enseñanza pública
gratuíta desde la primaria hasta la universitaria; así como escuelas
especializadas en las artes, los oficios y las tecnologías, que se
encuentren a distancias accesibles tanto de los habitantes de los campos
como de las ciudades. Consideramos que esa enseñanza pública debe ser
eminentemente laica y fomentar en el alumno los valores cívicos, morales
y patrióticos que hagan de cada futuro ciudadano un pilar de nuestra
estabilidad nacional. Creemos, por otra parte, que junto a la enseñanza
pública puede existir un sistema paralelo de enseñanza privada bajo la
orientación, la supervisión y la reglamentación del gobierno. Que dicha
enseñanza privada puede ser religiosa, sectaria o laica, así como
disfrutar de libertad académica; siempre que cumpla con el mínimo
currículum reglamentado y que no contravenga el mandato de las leyes, el
espíritu de la democracia o las esencias de nuestra nacionalidad.
LA SALUD Pensamos que un pueblo donde se permita a la enfermedad
atacar sin ser combatida no puede disfrutar de los beneficios de la
libertad. Que el estado está obligado a proporcionar asistencia médica y
hospitalaria gratuíta y de primera calidad a los ciudadanos de escasos
recursos. Creemos, sin embargo, que aquellos ciudadanos con recursos
suficientes deben pagar por su propia asistencia. Porque entendemos que
fomentando la coincidencia del ejercicio público y privado de la
medicina lograremos al mismo tiempo el mantenimiento de un alto nivel
profesional y la satisfacción de las necesidades de salud del pueblo de
Cuba.
LA LIBERTAD DE PRENSA Entendemos que la libertad de prensa no es un
privilegio que se otorga a los profesionales del periodismo para
diseminar sus conceptos particulares sobre acontecimientos, hombres e
instituciones, sin más restricción que los caprichos de su voluntad.
Opinamos que esa libertad es concedida para garantizar el derecho de los
ciudadanos a ser informados con honestidad y orientados con moderación.
Que en el ejercicio de esa libertad, la prensa tiene como función velar
por la rectitud de los gobernantes y la preservación de los valores
morales y culturales de la nación. Creemos, por otra parte, que la
libertad de prensa no puede ser utilizada como arma para subvertir el
órden público, minar el órden social o denigrar la moral privada. Y que
la empresa o el periodista que incurran en esas transgresiones deben
responder de las mismas ante los tribunales de justicia. Condenamos, sin
embargo, toda acción del gobierno encaminada a la censura previa; ya que
es preferible una prensa con exceso de libertad que la falta de libertad
de prensa.
LA FAMILIA Desde tiempos remotos, los sociólogos más ilustrados han
considerado a la familia como la célula fundamental de toda sociedad.
Por otra parte, no hay duda de que muchos de los males de la sociedad
cubana han tenido su origen en la desintegración de la familia fomentada
por la tiranía comunista. Estamos, por lo tanto, convencidos de que la
estabilidad de nuestra república futura dependerá en gran medida del
amor, la cohesión y la generosidad que reinen en el seno de la familia
cubana. De ahí que propugnemos como una de las obligaciones
fundamentales del estado la creación de condiciones que estimulen el
desarrollo de estrechos lazos familiares entre nuestros ciudadanos.
LOS RECURSOS HUMANOS Estamos convencidos de que la riqueza de una
nación no debe ser medida por la cantidad de sus recursos materiales,
sino por la calidad de sus recursos humanos. La historia es pródiga en
ejemplos de pueblos que no han alcanzado su pleno desarrollo a pesar de
contar con cuantiosos recursos materiales, por carecer del elemento
humano capaz de ponerlo al servicio de la colectividad. Por eso
entendemos que la principal riqueza de una nación son sus hombres y
mujeres. Son ellos los que forjan los destinos nacionales con su trabajo,
su ingenio y su conducta. Partiendo de esa premisa, propugnamos que la
primera responsabilidad del Estado Cubano debe consistir en velar por el
bienestar y el desarrollo de sus ciudadanos. No como una gestión
caritativa sino como una inversión en el futuro. Porque de ellos
dependerá la prosperidad y la estabilidad de la república. De ahi la
importancia de que el gobierno tome medidas de protección y orientación
a los niños, a los ancianos, a los desempleados y a las madres
expectantes en estado de desamparo. Porque esos sectores de la
ciudadanía, que dejados al abandono se convierten en cargas para la
sociedad, pueden ser transformados en ciudadanos productivos y útiles
con la debida orientación y asistencia.
LOS RECURSOS NATURALES Afirmamos que los recursos naturales de una
nación son patrimonio de su pueblo, el cual debe ser protegido y
preservado por el estado para uso y disfrute de las generaciones
presentes y futuras. Que entre dichos recursos, los de mas importante
preservación son los no renovables, como los minerales, y los de rápido
agotamiento y lenta renovación, como los forestales y marinos. Y aunque
su explotación podría ser hecha por empresas públicas o privadas,
entendemos que la misma debe ser reglamentada y supervisada por el
gobierno; así como responder a un criterio de máximo beneficio dentro de
un marco de mínimo agotamiento o deterioro.
LA LIBRE EMPRESA
El comunismo se apodera de los
bienes ajenos porque carece de la capacidad para crear riqueza y, una
vez agotados los bienes expropiados a los particulares, condena al
pueblo al hambre y la miseria. El capitalismo democrático crea las
condiciones para que la iniciativa, el esfuerzo y la imaginación del
empresario privado produzcan riquezas que trascienden el ámbito de su
productor para servir a las grandes multitudes tanto con el beneficio de
sus productos como en la forma de participación en la propiedad de las
empresas, mejores salarios, planes de retiro y programas de protección a
la salud. Por ello proclamamos nuestra convicción de que la empresa
privada será el motor que no solo saque a nuestra patria de su crisis
actual sino que la proyecte hacia un futuro de prosperidad para todos
los cubanos. Por otra parte, consideramos que el estado no necesita
otros bienes que aquéllos que resulten indispensables para cumplir con
las funciones de servicio público que no puedan ser prestadas con
eficiencia por los particulares. Toda otra propiedad constituye un peso
muerto que afecta su funcionamiento, paraliza la economía y oprime al
pueblo. De ahí la conveniencia de que el estado se deshaga de esas
propiedades y las ponga en manos de la empresa privada a la mayor
brevedad posible después de la caída de la tiranía, dándole prioridad a
sus legítimos dueños. En conclusión, consideramos nulas todas las
confiscaciones del gobierno comunista y proponemos que el régimen de
propiedad sea resuelto eliminando al estado como parte y buscando un
equilibrio justo entre el propietario despojado y el actual poseedor.
EL REGIMEN DE PROPIEDAD Consideramos que durante el tránsito del sistema
socialista al de propiedad privada debe mantenerse un equilibrio entre
los derechos de los antiguos dueños y los actuales ocupantes a los
efectos de preservar tanto el órden publico como el ritmo de la
recuperación económica.
l. LA VIVIENDAEntendemos que en las viviendas debe reconocerse un
derecho de permanencia a los actuales ocupantes y el derecho de
propiedad a los legítimos dueños confiscados. Los pagos de los ocupantes
serán hechos a los antiguos dueños y su cuantía será revisada anualmente
en concordancia con el costo de la vida y los niveles de ingreso de
dichos ocupantes.
2. LA PROPIEDAD AGRICOLA Proponemos que a los pequeños propietarios que
hayan permanecido en sus fincas se les reconozca de inmediato la
propiedad de las tierras cuya posesión mantuvieron. En cuanto a los
pequeños propietarios a quienes se les haya obligado a formar
cooperativas, sostenemos que también se les reconozca su derecho de
propiedad y se les dé la opción de abandonar o permanecer en la
cooperativa. En cuanto a las grandes empresas agrícolas o agropecuarias
controladas hoy por el Estado Socialista, consideramos que deben ser
operados por el nuevo gobierno en forma transitoria hasta que sus
legítimos dueños puedan hacerse cargo de continuar su operación sin que
sufran deterioro los niveles de producción ni los niveles de empleo.
3 LA PROPIEDAD INDUSTRIAL
Consideramos que después de la caída del
Régimen Comunista las industrias deben continuar siendo operadas por el
Estado hasta tanto resulten transferidas a sus legítimos dueños, previa
demostración de contar con los fondos necesarios para operarlas sin
interrupción. Por su parte, el nuevo gobierno podría llegar a servir de
garante para facilitar financiamiento a los legítimos dueños mediante
préstamos bancarios si fuera necesario. Ahora bien, el pago de dichos
préstamos será responsabilidad de las empresas según términos
contractuales pactados con los bancos.
EL REGIMEN LABORAL Sostenemos que el trabajo es al mismo tiempo un
derecho y un deber de todo ciudadano. Afirmamos, además que el trabajo
humano es el más importante de todos los factores de la producción. Será
responsabilidad del nuevo gobierno establecer un mínimo de sueldo y
prestaciones socioeconómicas dignas del trabajador, pero competitivas a
nivel mundial. Esto permitiría incentivar y atraer la inversión de
industrias que mediante la contratación directa de individuos provean
fuentes de trabajo para cada cubano en edad laboral. Simultáneamente el
gobierno permitirá y regulará la creación de sindicatos honestos,
responsables e independientes que mediante negociaciones
obrero-patronales periódicas, basadas en rentabilidad y productividad,
incrementen paulatinamente los salarios y prestaciones de los obreros
cubanos . Consideramos, finalmente, que a los trabajadores deben
devolvérseles las conquistas sociales de las que fueron despojados por
el comunismo y que hicieron de la Cuba anterior a l959 uno de los países
más adelantados del mundo en materia de legislación laboral. Entre
dichas conquistas se encontraban: la jornada de ocho horas, el descanso
retribuído, la maternidad obrera y el derecho a la huelga. Por añadidura,
el gobierno debe estimular la participación del trabajador en las
utilidades de la empresa, meta que comenzó a ser lograda con la Ley de
Coordinación Azucarera de l937.
LA PRODUCCIÓN NACIONAL Estimamos que en los mercados globales de nuestro
tiempo es importante para cualquier país con limitados recursos
naturales contar con una economía basada en industrias competitivas a
nivel mundial y aprovechar su cercanía a grandes mercados para exportar
sus productos. Esta exportación genera divisas para importar productos
no fabricados en el país así como los materiales requeridos para
fomentar y sostener el crecimiento de industrias básicas nacionales.
Creemos en una economía de fronteras abiertas para con ello crear la
competencia que beneficie al consumidor nacional mediante la compra de
productos de calidad y precio competitivos a nivel mundial .Estamos
además convencidos de la utilidad de una economía diversificada e
industrializada en el mayor grado posible. Opinamos, sin embargo, que la
diversificación de la producción no puede ser lograda desmantelando o
descuidando renglones básicos de nuestra economía. Que, por ejemplo,
nuestra producción industrial no puede ser incrementada o diversificada
a expensas del abandono de nuestra producción agrícola. Proponemos, por
lo tanto, que con los ingresos generados por la agricultura y las
industrias básicas ya establecidas, financiemos el proceso de
industrialización en mayor escala. De esta forma, evitaremos que nuestra
dependencia de fuentes foráneas de financiamiento y tecnología frustre o
limite nuestra independencia política. Por eso entendemos que primero
debemos desarrollar los que han sido nuestros renglones tradicionales, y
más tarde, iniciar un programa de diversificación e industrialización
que nos proporcione mayor estabilidad económica e independencia política.
LA INVERSION EXTRANJERA La herencia de la tiranía comunista será una
nación en bancarrota y necesitada con urgencia de capitales y tecnología
procedentes del extranjero. Esa realidad demandará una política racional,
pragmática y equilibrada que beneficie al mismo tiempo a los
inversionistas extranjeros y al pueblo de Cuba. De ninguna manera
podemos permitir que la urgencia de capital extranjero nos conduzca a
concesiones extremas que menoscaben la soberanía nacional o debiliten el
control del pueblo de Cuba sobre sus recursos humanos y naturales. Los
progresos logrados en la primera mitad del Siglo XX en cuanto a la
creación de capitales e industrias nacionales, evidenciados en forma
dramática en el cultivo y procesamiento de la caña de azúcar, fueron
barridos por la rapacidad y la ineptitud de la burocracia comunista.
También fueron factores contribuyentes a este desastre económico la
entrega por la tiranía de nuestros recursos naturales y humanos al
Imperio Soviético y a otras naciones oportunistas a cambio de la moneda
dura que necesitaba el régimen para apuntalar su depauperada economía.
Esa situación degradante y suicida deberá terminar con el advenimiento
de un Estado de Derechos en nuestro país. Es importante que el nuevo
gobierno declare nula toda deuda externa contraída por la tiranía comunista. Aquéllos que otorgan créditos al asesino de un pueblo son
cómplices en ese genocidio y no pueden esperar ni compensación ni perdón.
Por otra parte, el capital extranjero que en el futuro fomente nuevas
fuentes de trabajo, pague salarios dignos, otorgue beneficios justos y
respete la dignidad de los obreros cubanos disfrutara tanto de garantías
legales como de estímulos fiscales. Resulta asimismo de suma importancia
que cualquier ley de inversiones extranjeras que sea adoptada en el
futuro contemple fórmulas sobre participación de nacionales cubanos en
dichas empresas, tanto en calidad de dueños como de empleados. Otro
factor de suma importancia será una formula sobre repatriación y
reinversión de utilidades que tome en cuenta tanto el ánimo de lucro del
inversionista extranjero como el crecimiento de la industria nacional y
de las fuentes de trabajo en nuestro país.
LA POLITICA FISCAL Entendemos que el Estado debe utilizar la política
fiscal como medio de distribución equitativa del ingreso nacional entre
todos los sectores de la ciudadanía. Que la carga tributaria debe ser
aplicada en forma general. Que la misma debe ser determinada sobre la
base de la utilidad de cada empresa o negocio y la capacidad económica
de cada ciudadano. Y que las exenciones deben ser rigurosamente
reglamentadas y únicamente otorgadas por consideraciones de beneficio
económico, utilidad pública o justicia social.
LAS FUERZAS ARMADAS Jamás deben las fuerzas armadas servir de pedestal a
las ambiciones de un tirano o convertirse en verdugos de su pueblo, como
ha ocurrido por más de cuatro décadas en nuestro país. Se acerca la hora
de nuestro nuevo amanecer de libertad y se les acaba el tiempo a
aquellos miembros de las Fuerzas Armadas Cubanas que deseen salvar a la
patria y formar parte de la Cuba futura. Con los brazos abiertos
esperamos a quienes se unan a esta lucha por la libertad. En la balanza
de la justicia serán puestos quienes persistan hasta el último momento
en apoyar al tirano.
EL COMERCIO Y LAS RELACIONES EXTERIORES Pensamos que en el mundo
interdependiente de nuestros días, ninguna nación – independientemente
de su riqueza o poderío militar -- puede vivir en aislamiento. Asimismo,
creemos que el comercio y las relaciones exteriores no deben ser
determinados por consideraciones ideológicas, sino por razones de
beneficio nacional. Y que naciones con diferentes sistemas políticos y
económicos pueden sostener cierto nivel de intercambio y colaboración en
áreas de interés común; siempre que existan suficientes expectativas de
un respeto recíproco hacia sus respectivas identidades. Reconocemos, por
otra parte, que la igualdad de los estados es una ficción jurídica que
se desvanece ante las diferencias entre las naciones pobres y las
naciones ricas. De ahí que los estados pequeños deban compensar su
debilidad relativa formando grupos multinacionales alrededor de
intereses políticos y económicos comunes. De esta manera, hacen de su
interdependencia reciproca el antídoto contra la dependencia de una o
varias naciones ricas.
AL PUEBLO DE CUBA Cuando decimos Pueblo de Cuba, nos dirigimos a los
cubanos en todos los rincones del mundo, los de la isla cautiva y los
del exilio. A su consideración sometemos el pensamiento y el programa de
los hombres y mujeres que integramos el Partido Nacionalista Democrático.
Sabemos que no los vamos a complacer a todos, pero tenemos la
tranquilidad de conciencia de haber expuesto nuestros puntos de vista
sin dobleces ni oportunismo. Después de todo, hemos defendido nuestra
verdad por demasiado tiempo y con demasiados muertos para empezar a
mentir al final del camino. Y ese final está tan cerca que ya podemos
contemplar en el horizonte los primeros rayos del sol de nuestra
libertad. ¡¡¡VIVA CUBA LIBRE!!!
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